Knet & Éniac - Baloncesto León (93-73). Entrada por la puerta grande

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Probablemente ni en los sueños más dulces uno podría haberse imaginado la película que se narró en el Palacio en la noche del viernes. Tanto hablar de ese sueño que es el ascenso, el titular era lógico e inevitable. Y Rioja2.com, en su calidad de medio on line y de ser habitualmente el primer medio de comunicación riojano en publicar las crónicas, se adelantó esta vez a todos para hacerse con la frase que a todos se nos pasó por la cabeza para definir este primer partido: "El debut soñado" .

Uno personalmente veía a Baloncesto León como un rival perteneciente al paquete de los 'accesibles'. Pero el partido superó cualquier expectativa: esa gozosa sensación (sólo sensación, todo lo demás es muy real) de que el Knet & Éniac seguía en LEB Plata en su papel de ogro, avasallando a un rival que era un histórico ACB que el año pasado jugó play off por volver a la élite, pero cuya impotencia ante el vendaval local le hacía parecer más bien el Lan Mobel (Mortellaro incluido) que se llevó otro -25 en el debut liguero de hace doce meses.
Al margen del resultado, la mejor noticia seguramente fue que un escalón más arriba, el Knet & Éniac sigue este año fidelizando con ese estilo de baloncesto eléctrico, valiente y lleno de instinto ganador, conjugado además con una notable seriedad táctica y una defensa que ayer pareció llevar un rodaje propio de muchas semanas de competición. Como novedades, la más reseñable es la pérdida del referente interior que era Sidao a cambio quizá de una pintura más móvil (y con más problemas en el rebote); y especialmente el fondo de armario.

Esto último se percibió en ese momento en el que David Mesa hacía la segunda falta en muy pocos minutos. Ahí la tortilla de una pretemporada marcada por el percance de la lesión del crack granadino se dio la vuelta para exhibir a la mejor versión de Juan Herrero, con la confianza al máximo, y conectando desde el 6,75 para empezar el festín (16-6).
En esos inicios de partido, León apareció más adormecido, salvo la garra del habitual Julio González, y con un Manny Quezada que aún tardaría en entrar en juego, y la poca presencia de Durley, americano correcto pero sin la influencia en el juego (al menos ayer) de su predecesor Seawright. Quizá los castellanos pensaron en esperar su momento para cuando acabara el sobreexcitado arranque del Clavijo en su noche más especial. No contaban con el espectáculo Lawal, todo un repertorio ininterrumpido de vibrantes lindezas en ambas pinturas que parecía no tener fin. Y por el camino, la segunda falta de Witt compensada con la aparición de Mediano, difuminando definitivamente el concepto de 'segunda unidad'.
Chubrevich, Suárez y Mejeris también fueron apareciendo desde el banco para mantener el listón (37-20), mientras León veía que el ciclón no escampaba y se aferraba a unos buenos minutos de Quezada. El canastón de Arévalo (partidazo con mayúsculas el suyo) sobre la bocina acababa de dibujar una primera parte de ensueño (45-26).

Sin reacción
Los castellanos plantearon una segunda mitad de reacción, pero no pudieron, o no les dejaron. Dicho de otro modo, el Knet & Éniac se mostró sereno y feliz de jugar al baloncesto en una segunda parte menos enfocada a la galería y más al trabajo seguro para evitar sobresaltos. De nuevo Mesa, esta vez lesionado, se llevó la peor parte de un grupo que sólo echó en falta más aportación anotadora del multiusos Bonds, o un mejor acierto de Galarreta.
La proyección a 100 puntos se mantuvo hasta casi el final, y por la propia inercia del juego, se alcanzó una máxima realmente avasalladora (86-57). La imagen del quinteto titular de León en pista, arañando distancias en los últimos minutos ante los suplentes riojanos (Cristian incluido) fue la penúltima imagen, antes del aplauso unánime de un Palacio del que desde luego nadie se fue arrepentido de haber estado.

Las cosas como son, es sólo un partido, y una vez más toca destacar ante todo que el Clavijo avisa de que va a poder competir con garantías en esta complicada Adecco Oro. La euforia, para la noche post partido, puesto que al fin y al cabo, 12-13 victorias son las que separan el sufrimiento del pensar en cotas de gloria... y aún queda un gran camino hasta eso. Para acabar, el otro crack que se echa en falta es esa grada que debe ir a mucho más de lo de ayer. Los argumentos en pista para seguir moviendo gente al Palacio son irrefutables. De entrada, el hecho de dormir con el liderato de la categoría en el bolsillo, un verdadero gustazo.

Knet & Éniac (24+21+27+21): Witt (6), Arévalo (10), Bonds (2), Lawal (19), Mesa (6) -quinteto inicial- Mediano (5), Chubrevich (1), Ruiz de Galarreta (9), Herrero (12), Mejeris (7), Suárez (16) y Cristian García.

Baloncesto León (16+10+25+22): Bernabé (2), Quezada (15), Julio González (7), Durley (14), Lucho Fernández (12) -quinteto inicial- Mortellaro (15), Calvo (2), Díez (3) y Múgica (3).